jueves, 9 de julio de 2015

Nombre de Guerra (8)

Puedo ver como Leo se aleja, y me quedo unos segundos admirando su ancha espalda...noto como me sudan las manos un poco temblorosas después de menuda vergüenza que acabo de pasar. Volteo a mi alrededor para darme cuenta que la gente actua como si nada hubiese pasado, al fondo de la tienda de celulares puedo ver al pequeño ladrón de lencería enfadado y con pucheros después de ser reprendido por su madre. Condenado chamaco. 
Mejor me voy a casa, ya descubrí que esto de los celulares no es para mi, pero en camino al estacionamiento noto una pequeña isla en la esquina de la entrada, tiene un dibujo en forma de celular asi que me acerco un poco para ver que es lo que venden, probablemente solo accesorios para celulares. Sorpresa, venden celulares.

  - Un celular por favor. - Le indico a la joven adolescente que atiende el pequeño negocio. 
  - ¿Alguno en especial? Tenemos el mas reciente modelo, super delgado, ligero, cámara de alta definición...- Dice entusiasmada.
  - Am... Solo tengo 97 dólares, con que me comunique es suficiente. - La interrumpo y corto su inspiración.
  - Tengo estos modelos disponibles para su presupuesto. - Saca tres aparatos y me los muestra sobre su minúsculo mostrador. 
   - ¿Cual escogerías tu? - Le cuestiono. Es una adolescente, lo mas probable es que este enterada de lo mejor en tecnologia a cualquier nivel. 
   - Um...- Observa los tres celulares y los toma uno por uno entre sus manos para examinarlos minuciosamente. Toma finalmente uno y me lo extiende. - Este.
   - Este sera. - Le pago y me entrega una cajita con mi equipo. Me da las indicaciones, mi numero nuevo y me da las gracias por mi compra.


Al salir al estacionamiento la nieve es mas densa que en los últimos 2 meses. Mi pobre carro no podría... Me tumbo sobre una banca a las afueras de la entrada y me arrepiento de haberme quedado sin dinero si quiera para el transporte. ¿Ahora como me voy a casa? Tendre que caminar...no quiero dejar mi auto aqui, no lo podre recoger hasta mañana. Mientras hago un poco de tiempo pensando en que diablos voy a hacer, saco mi brillante nuevo celular para prenderlo e ir aprendiendo a usarlo. No tiene nada de especial, me decepciono un poco pero al final eso es lo que queria ¿no?..
La nieve se aligera un poco y decido rapidamente irme así que corro hasta mi auto para ganarle tiempo al mal clima, pero cuando llego hasta el noto que no tengo las llaves...tanto el celular como las llaves las meti en la bolsita de lencería y debí olvidarlas en la banca. 
Corro nuevamente a la banca y nuevamente me encuentro al hombre que me avergonzo hacia unos minutos atras. Esta sentado en la misma banca que yo estuve, pero ahora me ve y sonríe al verme llegar. 

 - Vaya que eres descuidada Katrina... - Me dice sonriendo y me extiende la misma bolsa que deje olvidada.
 - Gracias. Parece que me estas siguiendo. - Le digo un poco molesta.
 - Claro. Te vengo siguiendo desde que te dirigiste a la salida. Que sea la misma salida hacia donde yo iba no tenia nada que ver. - Me dice en tono de burla y me arrepiento un poco de haber respondido de esa manera.
 - Gracias por cuidar de mi... uh...- Le señalo mi bolsita.
 - Tu ropa sensual y femenina. - Sonríe y yo solo abro los ojos como platos.
 - Tengo que irme. - Le digo mientras me doy la media vuelta.
 - ¡NOS VEMOS EN LIBELULA! - Me grita y siento una cubeta de agua fria. No volteo y corro hacia mi coche mas rapido que inmediatamente. Subo y cuando volteo a la banca, Leo ya no esta.

¡MALDICION, MALDICION, MALDICION! Esto debe ser una broma. Calmate Katrina, respira, cuenta hasta 10... Prendo el coche pero no quiere encender. Deje las luces encendidas y ahora no tengo bateria. 
Estoy tan enojada que comienzo a gritar a todo pulmón maldiciendo y golpear el volante con todas mis fuerzas. Cuando me canso y me descargo un poco apoyo la cabeza sobre el volante y respiro profundamente pero unos golpecitos en el cristal de mi ventana me sobresaltan. Tiene que ser broma. Es Leo. No se si bajar mi ventana o solo ignorarlo, pero sigue golpeando mi ventana y ahora se rie de mi. Bajo la ventanilla.

 - Te juro que no es mi intención, mi coche esta detrás del tuyo y no pude evitar ver como enloquecías dentro. ¿Algún problema?. - Siento como voy a explotar nuevamente. 
 - ¿QUIEN DEMONIOS ERES? ¿PORQUE ME SIGUES? -
 - ¡Calma! Ya te dije, mi coche esta atras del tuyo. Solo quiero ayudarte, pero si te molesto disculpame, voy a retirarme. - Su rostro cambio y se vio mas serio. 
 - ¡NO! Ayudame..mi coche no enciende, y tengo que entrar a trabajar en unas horas, necesito ir a casa aun a cambiarme de ropa...
 - Veamos...enciende el coche. - Me indica. Le obedezco pero es inutil. - Ok...abre el cofre por favor. - Me vuelve a indicar y le vuelvo a obedecer. 
 Camina hacia el frente y decido bajarme para ver en que puedo ayudar, que no es en nada pero noto que sus piernas son largas, sus jeans son mas ajustados de lo que deberian serlo... !ENFOCATE MUJER!
- Tu bateria esta dañada...observa aqui. - Me rodea los hombros con su mano derecha y me indica con la izquierda la bateria sulfatada y vieja. Solo siento como el corazon se me acelera un poco. - Tendras que cambiarla pronto.
 - Claro, mañana ire a comprar una nueva. - Le respondo con voz un poco temblorosa. El ultimo hombre que me abrazo fue mi padre.
 - Vamos, te llevare a casa. - Me dice mientras cierra el cofre de mi coche. - Dame tus llaves, yo mandare una de mis gruas y ordenare que te lo dejen en tu casa. - 
 - No, gracias. No lo conozco. - Le digo mientras doy un paso atras. 
 - ¿Temes que pueda hacerte algo malo? - Saca un pañuelo de su bolsillo de atras y se limpia la poca grasa que manchan sus enormes  y fuertes manos. - Soy un amor y un pan de Dios Katrina. -
 - Ya ha hecho mucho por mi el dia de hoy. -
 - No me hables de usted. Anda, dejame llevarte a casa. Prometo no hacerte daño. Dices que tienes que ir a tu trabajo ¿verdad? No quieres llegar tarde. 
 Miro el reloj y me doy cuenta que tiene razón.
 - Mierda, solo tengo hora y media para prepararme y llegar al trabajo. - Oh oh, pense en voz alta, esto de estar sola todo el tiempo no es bueno. 
 - ¿Lo ves? Anda. Si hubiera querido secuestrarte desde aquella banca te hubiese arrojado a la cajuela de mi auto. - El hombre tiene un punto. Pero no se que hacer. Tengo que llegar a tiempo al trabajo.
 - Esta bien. - Cedo y le entrego las llaves de mi coche al recién conocido Leo. 

Caminamos unos pasos hacia su coche y trato de esconder mi maravilla al ver su auto. Un Camaro blanco. Recuerdo sus palabras cuando me dijo que enviaria a una de sus gruas. Este hombre debe tener dinero. Me abre la puerta del copiloto y subo dentro del auto. Huele a nuevo. Algún dia tendre uno igual. Algún dia. En unos segundos Leo esta a mi lado y enciende la bestia. El sonido del motor me hace cerrar los ojos y suspirar.
Leo voltea a verme con expresion de duda. 
- ¿Que te pasa? - Me pregunta mientras pone en reversa el auto.
- Nada, tu auto suena de maravilla. Algún dia tendre uno como este. 
- ¿Te gustan los autos deportivos eh?
- Solo este. Es mi sueño tener uno. Es un sueño muy lejano, pero lo cumpliré. ¿A que te dedicas, Leo? - Le pregunto.
- Que directa es usted señorita. Mi abuelo empezó con un negocio de gruas, lo heredo mi padre y el a su vez puso otro negocio de estacionamientos por cobrar, mi madre puso unas lavanderias, y yo me dedico a manejar el negocio de gruas desde que falleció mi abuelo. Vivimos bastante comodos. Este auto es mi primera adquisición con mis ahorros. No suelo gastar demasiado, solo compro lo que necesito.
Mis padres siempre me enseñaron a ser precavido con el dinero. Nunca es bueno llamar la atención. 
¿Y tu a que te dedicas exactamente en Libelula? - La pregunta la siento como una navaja.
- Um...Soy la asistente de la administradora. - Le miento un poco. 
- ¿Y la asistente a veces lleva platos a los clientes? No tienes porque avergonzarte. Mi padre es buen amigo de Marty y en veces nos reunimos para negocios. Te he visto en varias ocasiones. Se como funciona el negocio y se perfectamente cual es tu rol en el restaurante. Solo eres mesera. Tranquila, yo no soy nadie para juzgarte si fuera de otra manera. 
- Aqui vuelta a la derecha por favor, al fondo veras un complejo de edificios, yo vivo en el segundo. - Le indico. - Si, soy mesera. Mi vida ha sido un poco complicada y no me quedo de otra, es mi mejor opción mientras termino de estudiar. 
- Muy bien. Me alegra que estudies. - Se detiene frente mi edificio. - Servida muchachita.- Bota el seguro de mi puerta. - Mañana encontraras aqui tu coche. 
- Muchísimas gracias por todo Leo. Sin su ayuda seguiria atascada en el estacionamiento. - Le extiendo la mano para darle las gracias, Leo la toma y la gira para besarla. 
- Fue un placer. Nos volveremos a ver. - Asegura. Bajo del auto y me doy la media vuelta para despedirme por ultima vez de el. Me guiña el ojo y me sonrie. Por fin se va.

Subo rapidamente las escaleras hasta llegar a mi piso y noto como tengo el corazón acelerado por no tener buena condición fisica. Entro al departamento y enciendo la cafetera para calentar cafe mientras me doy un duchazo rapido. Cierro los ojos y Leo aparece en mi mente, mi corazón se vuelve a acelerar.

NO KATRINA. NO.

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